Reparación: ¿qué futuro tienen las baterías de los vehículos eléctricos?

En pocos años, los coches eléctricos se han convertido en la punta de lanza de los esfuerzos de muchos países para combatir el cambio climático. Sin embargo, su crecimiento previsto plantea un problema: ¿qué hacer con las miles de baterías usadas cuando lleguen al final de su vida?

El mantenimiento de los coches eléctricos en la actualidad

El éxito de los coches eléctricos en comparación con los de combustión  se debe al importante ahorro en el consumo de combustible, así como a su respeto por el medio ambiente.

Recientemente se han introducido varias leyes para forzar el fin del uso de los combustibles fósiles, especialmente en el Reino Unido, que prohibirá la venta de coches con motores de combustión a partir de 2030. 

En general, en Europa, los fabricantes tendrán que pasarse a la electricidad o al hidrógeno. Por otro lado, se calcula que en 2040 el 35% de los coches nuevos de todo el mundo tendrán un enchufe. 

Además, el mantenimiento de los coches eléctricos se simplifica en comparación con un vehículo de combustión (gasolina, diésel o gas), ya que un coche eléctrico tiene seis veces menos piezas mecánicas en movimiento que un modelo de combustión tradicional, un total de  60%.

Muchas piezas simplemente no existen en un coche eléctrico: caja de cambios, filtros de aceite, escape, etc.

Sin embargo, los expertos están preocupados por la durabilidad y el reciclaje de las baterías. ¿Serán las baterías de los coches eléctricos totalmente reciclables o generarán residuos contaminantes y peligrosos para el medio ambiente?

¿De qué está compuesta una batería eléctrica?

La mayoría de las baterías utilizadas en los coches eléctricos son de litio. Están formados por litio, níquel, cobalto, manganeso y oxígeno, conocidos por las siglas NCM. 

Sin embargo, el cobalto es caro, contaminante y, según los expertos científicos, cancerígeno. Además, un estudio realizado por el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) a finales de 2019 concluyó que las reservas comercialmente viables de cobalto detectadas en todo el mundo solo podrán satisfacer la demanda del mercado de vehículos eléctricos hasta 2030. 

Por eso, la prioridad hoy en día es encontrar baterías alternativas, un tema que está avanzando muy rápidamente. 

Otra de las desventajas del cobalto, la mitad del cual se produce en China, que además es el primer productor mundial de baterías. 

Ante esta situación de dependencia económica y logística, varios países han decidido construir fábricas para repatriar la producción de baterías a su territorio nacional. 

Sin embargo, Europa está lejos de poder satisfacer sus propias necesidades. En 2020, por ejemplo, sólo produjo el 6% de la producción mundial de células de litio, pero con la ambición de aumentar esta cuota hasta el 16% en diez años.

 

El futuro de las baterías eléctricas

La idea no es quemar combustible para producir hidrógeno o cargar baterías, sino sustituirlos por energías alternativas como la solar o la eólica. 

La energía hidroeléctrica está llegando a su límite porque requiere mucho espacio y recursos para generar nuevas presas, que además son muy caras. 

También hay que tener en cuenta que, aunque estén en auge, pasarán varios años antes de que el 70 u 80% del parque automovilístico mundial sea eléctrico. Sin embargo, este tiempo es necesario para que estas energías alternativas, como la eólica y la solar, se desarrollen. 

Las energías alternativas son imprescindibles, porque si no cambiamos, cierto que contaminaremos menos con los coches, pero más con los generadores de electricidad. Esto es una especie de contradicción.

Reciclaje de baterías eléctricas

Antes de destruir las pilas y sus materias primas, deberíamos intentar encontrarles una segunda vida. Por ejemplo, podrían utilizarse como fuente de alimentación y almacenamiento de energía eléctrica en casas equipadas con paneles solares. 

La ley, que actualmente es bastante flexible, obliga a las empresas de reciclaje a recuperar al menos el 50% del peso de una batería. Todas ellas superan ampliamente este umbral y afirman que el índice de reciclaje oscila entre el 70 y el 90%, según la tecnología de la batería (ion-litio, NiMh, NiCd, LMP, etc.). Existen varias técnicas para extraer los materiales que componen las baterías. A largo plazo, el objetivo es lograr la recuperación del 100% de las baterías. Sin embargo, esto plantea otro problema, que es el de la recogida de baterías usadas. Según la ADEME (Agence de l’Environnement et de la Maîtrise de l’Energie), en 2018 se recogió menos del 50% y es difícil obtener datos consolidados.

En conclusión

Es innegable que la revolución eléctrica tiene cada vez más peso, sin embargo plantea una serie de cuestiones que aún no se han resuelto, como el reciclaje y la disminución de las reservas mundiales de litio y cobalto.

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